Trastorno de ansiedad generalizada

Ansiedad

Por el Dr. Roberto L. Turrubiates
Master en Psicoterapia Especialista en Intervenciones en crisis

Las personas con Trastorno de Ansiedad Generalizada no siempre reconocen que sus preocupaciones resultan excesivas, sin embargo manifiestan una evidente dificultad para controlarlas, y les provocan malestar subjetivo, deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de su actividad.

La organización Mundial de la salud considera que el 20% de la población alrededor del mundo padece el Trastorno de Ansiedad Generalizada que, en la mayoría de los casos, se acompaña con síntomas depresivos. Factores genéticos, hereditarios, ambientales y experiencias infantiles desagradables pueden desencadenar este trastorno.


La característica esencial de esta enfermedad es la ansiedad y la preocupación constantes que se centran en una amplia gama de acontecimientos y situaciones.

Además del nerviosismo y la preocupación constantes puede presentarse cualquiera de los siguientes síntomas: inquietud, irritabilidad o enojo, fatiga o cansancio, tensión muscular, dificultad para concentrarse, alteraciones en el sueño o en el apetito. En algunas ocasiones los individuos pueden presentar inquietud motora, temblores o sacudidas leves, sobresalto y dolores o entumecimientos musculares, manos frías y pegajosas, sudoración, sequedad de boca, náuseas, diarrea, problemas para tragar o sensación de que algo les estorba en la garganta, dolores de cabeza y colitis nerviosa.
Las personas que padecen esta enfermedad acostumbran preocuparse por las circunstancias comunes de la vida diaria, les resulta difícil olvidar estas preocupaciones y poner la atención necesaria a las tareas que están realizando, o las hacen con dificultad para concentrarse en ellas. Les preocupan las responsabilidades laborales, la salud de su familia, los temas económicos, las tareas del hogar, e incluso los pequeños fracasos de sus hijos y sus tareas escolares.

En los niños y adolescentes se puede presentar bajo rendimiento escolar y deportivo. Pueden mostrarse conformistas, inseguros de sí mismos y en ocasiones perfeccionistas, o les preocupa no ser evaluados o aprobados por los demás.

El tratamiento para las personas que padecen este trastorno incluye la psicoterapia, evitar la automedicación y acudir con el especialista en salud mental quien determinará, si es necesario, el tratamiento farmacológico adecuado para cada caso en particular y los estudios necesarios.

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